EL LOCO FABRICANTE DE FÓRCOLAS

Fotografía © JSC

Hay objetos bellos y hay objetos útiles. Un sofista pronunció la teoría, intencionadamente provocadora tal vez, de que un objeto, para poder ser considerado verdaderamente hermoso, no puede tener ninguna utilidad. Como excepción a este pensamiento nos encontramos con la fórcola veneciana, esa hermosa pieza de madera en la que los gondoleros apoyan los remos al dirigir sus barcas a lo largo de los estrechos canales de la antigua Serenísima República. Cada fórcola es única y diferente de las demás. Solo hay cuatro artesanos en toda Venecia, llamados “remèri” en el dialecto veneciano, que se dediquen a la producción de fórcolas y remos para góndolas. Uno de ellos es PIERO DRI, cuyo taller, o “botega“, se encuentra en el barrio de Cannaregio, alejado de las aglomeraciones turísticas. Sobre la puerta, nos encontramos con un letrero que dice Il Forcolaio Matto o, lo que es lo mismo, “El loco fabricante de fórcolas”, en la locura de nuestro mundo actual, a los sabios se los toma por locos. En realidad, Piero, que ha heredado de su abuelo su gran atracción por el remo al estilo veneciano y las embarcaciones venecianas históricas, estudió Astronomía en la universidad de Padua. Cuando estaba en la Universidad, comenzó a entender que quería hacer algo concreto para Venecia, esa parte de la Venecia del día a día que prosigue con la extensa y extraordinaria historia y tradición de la ciudad, lejos de las hordas de turistas que hoy la invaden.

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